Cuando tengo la oportunidad de vivir una experiencia gastronómica como esta que te estoy por relatar, puedo decir que me siento plenamente afortunado.
Trabajo actualmente cerca de Plaza San Martín, esa zona de Buenos Aires cuyas calles y edificios tienen tantas reminiscencias con Madrid que estar caminando por ellas es hacer un viaje a esta hermosa ciudad de Europa, por cierto, una de mis preferidas.
Hace unos meses, abrieron en la esquina de Paraguay y Maipú un nuevo restaurant llamado Boca de Toro, concebido por el mundialmente consagrado interiorista español Lázaro Rosa Violán. Sigue los lineamientos del Hotel Pulitzer Buenos Aires, al que pertenece este local. Este interiorista es considerado uno de los españoles más influyentes en el mundo y Top 100 por cinco años consecutivos por el Architectural Digest.
Aquí logra una exquisita combinación de texturas, iluminación y detalles eclécticos que convergen en una armonía creadora de un lenguaje visual único.
La propuesta gastronómica de Boca está a cargo de Ismael Alonso, quien la define como: “un concepto de cocina viajera y tradicionalmente revisada. Personalmente, me gusta pensar que es la democracia de la cocina de autor”.
El jefe de cocina es José Manuel Zafra, de anterior paso por el Hotel Mandarín de Barcelona, el Mont Bar, Restaurante Blanc de Carme Ruscalleda y el Hotel Sofía.
Nuestra decisión al entrar al lugar fue, casi sin pensarlo, ir a la barra, un lugar para mí ideal cuando lo que se busca es, por ejemplo, el clásico “tapeo” español.

Arrancamos con el eterno Pan con tomate: una fina rodaja de pan crocante humedecido por la acción del tomate que tuvo contacto con el ajo y un toque de sal. ¿Para qué más? Algo tan simple como exquisito.

Seguimos con una Croqueta de puchero, que tenía la mezcla de la suavidad del puré de papas con la potencia de un especiado trozo de carne en medio. Una combinación perfecta. ¡Lo único reprochable fue no haber pedido dos!

Luego llegó lo que denominan como Tortilla vaga de chistorra y butifarra. Se trata de una base de huevo a punto babe al que por encima lo completaron con la chistorra, la butifarra, y le agregan cebolla y especias. Una delicia característica de la cocina ibérica, pero con un toque personal que le agrega un plus.

Finalmente, llegó el momento de tomar la decisión de ir a un postre (los hay y muy buenos como la crema catalana o los churros azucarados con chocolate) o terminar con otro bocado salado. La elección fue por la segunda opción y coronamos la noche con una Bomba de la Barceloneta. Solamente debo decirte que le hizo honor a lo mejor de Catalunya.
Acompañamos toda la cena con Desierto Pampa, un cabernet franc que fue una recomendación de un amigo que sabe de vinos, y que debo decir que estuvo a la altura de esta tremenda cena. Últimamente, estoy tomando esta uva y en verdad es altamente recomendable para maridar platos “potentes”.

Cierro esta reseña de un lugar -al que te recomiendo ir por su cocina, por el clima que se respira dentro dentro y por una excelente atención de todo su personal- con una frase del gran cocinero Ferrán Adriá: “La cocina de autor es poner tu personalidad en lo que haces y ese sentimiento la convierte en algo distinto”. En Boca de Toro, Ismael Alonso y su equipo lo logran con creces y, además, te dejan ¡a un paso de España!