¿Les confieso algo?: ¡adoro el helado! Es para mí el mejor postre de todos.

Tengo que decirles también que no soy de los que salen a tomar helados por la tarde; más bien, lo tengo asociado al final de la cena y no como una merienda. No obstante, he visto mucha gente tomar helados a todas horas y claramente lo entiendo porque se trata de una pasión.

Estuve investigando un poco y quiero contarles que se puede fijar como origen probable del helado la presencia de bebidas heladas o enfriadas con nieve o hielo, traídas generalmente por los esclavos en las cortes babilónicas, antes de la era cristiana.

Por otra parte, se dice que Alejandro Magno, rey de Macedonia, enfriaba sus jugos de fruta y sus vinos con hielo o nieve traídos de las montañas por sus esclavos.

En China, el Emperador Tang (618-697 AC) de la Dinastía Shang, tenía un método para crear mezclas de hielo con leche. De China, esta receta pasó a la India, Persia (Irán, en la actualidad) y después a Grecia y Roma. Pero es en la Italia de la Baja Edad Media cuando el helado toma carácter de naturaleza en Europa. El navegante Marco Polo, en el siglo XIII, al regresar de sus viajes a Oriente, trajo varias recetas de postres helados usados en Asia durante cientos de años, los cuales se implantaron con cierta popularidad en las cortes italianas.

En el siglo XVI, se descubrió que el nitrato de etilo mezclado con la nieve producía temperaturas muy bajas, lo que influiría decisivamente en la fabricación de helados.

Ya en 1913, se inventó la primera máquina continua para elaborar helados que constaba de un gran cilindro de acero, congelado por un equipo muy potente de frío y, en la parte interior, de un batidor con aspas impulsado por un potente motor eléctrico, que movía la mezcla continuamente hasta que alcanzara la consistencia de una crema helada. Este método es el que se utiliza -con mejoras tecnológicas- hasta nuestros días.

Luego de conocer esta historia, creo que estamos en condiciones de probar un buen helado. Acá les dejo mi Top Five de heladerías:

Puesto Nro. 5: Finde – Emilio Ravignani 1949, Palermo

Una nueva heladería que abrió hace unos meses en Palermo. Tiene la particularidad de que, además de contar con exquisitas cremas heladas, se considera un “Bar de postres” con una gran patisserie para todos los gustos y paladares. Gusto especial: “Banana Split”, una crema espumosa que es de otro planeta.

Puesto Nro. 4: Lado Bueno – Artigas 1802, Devoto

Es la típica heladería de barrio, de cuando eramos chicos y te trepabas al mostrador para ver los gustos. Sigue trabajando con esa idea a la que le sumaron el profesionalismo del negocio, pero sin perder la esencia. Gusto especial: “Sambayón Ladobueno”, con almendras y cerezas.

Puesto Nro. 3: Diecci – Chivilcoy 3405, Devoto

Esta heladería -ubicada en una hermosa esquina de Villa Devoto- está abierta desde 1993. Tiene una hermosa terraza, con mesas y sillones para disfrutarla en estas noches de verano. Gusto especial:  “Mousse de chocolate”, hecha con crema y chocolate 70% cacao. En su interior, tiene chocolate en rama. ¡Poema!

Puesto Nro. 2: Occo – Av. Dorrego 1581, Palermo

La particularidad de Occo está en ser precursora en gustos de helado “atípicos”, como los sabores de verduras tipo zanahoria y zapallo, por citar algunos. Es un proyecto de dos socios que se encamina al séptimo año y la innovación es su sello. Gusto especial: “Dulce de leche Nevado”, con almendras, nueces y chocolate blanco.

Puesto Nro. 1: Cadore – Av. Corrientes 1695, Microcentro

¡Sin palabras! Un verdadero lujo en la creación de helado artesanal. Ubicada nada menos que en calle Corrientes, donde hoy el paseo de los teatros permite disfrutar de una caminata por esta emblemática avenida mientras degustamos del mejor helado. En el 2017, Cadore fue seleccionada dentro del “las 10 mejores heladerías del mundo” de acuerdo con el libro Food Journeys of a Lifetime, que cada año lanza la National Geographic. Gusto especial: Speziatto, con arándanos y especias exóticas (canela, clavo de olor, jengibre, nuez moscada, pimienta de Jamaica y coriandro).

Una verdadera tradición argentina, el helado artesanal es un gran programa para este verano. ¡A disfrutar!

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Me llamo Walter Petina, soy argentino, porteño y tengo 48 años. Tengo una hija de 12 años que sin dudas es el máximo logro de mi vida. Se llama Miranda (como el personaje de la “Tempestad”, de William Shakespeare) y, más allá de que sea mi hija, es un ser humano increíble. De chico y gracias a mi viejo, conocí el valor del trabajo y cómo llevar adelante un negocio. Desde hace casi veinte años, soy empresario en el sector del software y el hardware, y dediqué prácticamente toda mi vida laboral a la comercialización de productos. Trato, todo el tiempo, de mantenerme incentivado con nuevos proyectos, porque pensar y hacer nuevas cosas me trae la energía que necesito para levantarme todos los días muy temprano y con muchas pilas. Este blog es un nuevo desafío que encaro con la misma voluntad y dedicación que todo los otros. ¡Gracias!

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