Estuve dudando un rato antes de ponerme a escribir esta reseña. La pandemia que lleva cobradas miles de víctimas, problemas sociales y una economía destrozada a nivel planetario, no deja mucho margen para pensar en recomendaciones turísticas.

Estuve dudando un rato antes de ponerme a escribir esta reseña. La pandemia que lleva cobradas miles de víctimas, problemas sociales y una economía destrozada a nivel planetario, no deja mucho margen para pensar en recomendaciones turísticas.

Viajar, experimentar y comer fueron los fundamentos básicos que me llevaron a crear el blog y poder compartir mi experiencia con los muchos o pocos que decidieran a leerlo.

En 2017 conocí Fanelli ‘s Cafe, un lugar que llevo guardado en mi memoria con mucho cariño, y que como pasa con muchos viajes, crece en la medida que lo vamos teniendo cada vez a mayor distancia. Ese mecanismo del cual goza nuestra mente para resaltar los mejores momentos en este tipo de experiencias.

Pero más allá de esto, el buen recuerdo en el caso de este Café y Restaurant se lo tiene bien ganado, ¡y con creces!  

Uno de los mejores espacios de Fanelli´s: La barra

En primer lugar por su historia. Fundado en 1847 sobre los terrenos en los que alguna vez funcionó una granja, propiedad de Domingo Angelo, un esclavo liberado que pertenecía a La Compañía Holandesa de las Indias Occidentales que usufructuaba estas tierras en épocas en que Nueva York se denominaba Nueva Ámsterdam 

Parte de la estructura que se conserva desde 1847

A lo largo del siglo XVIII, esta área siguió siendo principalmente tierras de cultivo, pero en 1809 Broadway fue pavimentada hacia el norte hasta Astor Place y el distrito adquirió lentamente un carácter residencial.

En las décadas de 1850 y 60, la composición residencial de la zona cambió. Broadway, desde Canal hasta Houston, se convirtió en el sitio de muchos hoteles de moda, como el famoso St. Nicholas, y tiendas de la talla de Tiffany & Co. Después de 1870, los elegantes hoteles, tiendas y burdeles se trasladaron gradualmente a la zona residencial. 

De esta manera dieron paso a los establecimientos de comercio mayorista que se apoderaron de la zona y construyeron los almacenes de hierro fundido tan característicos y que aún hoy siguen dominando al SoHo (el acrónimo SoHo significa: sur de Houston Street).

Un tal Herman Gerken arrendó el edificio de madera en 94 Prince Street en 1847 y se convirtió en propietario de una tienda de comestibles en el sitio. 

En 1853, los herederos de Hance, Edna Brown, Mary Sarles y Sara McIntosh, vendieron los lotes a Herman Gerken.

En 1857, Gerken construyó el hermoso edificio de ladrillos de cinco pisos actual que todavía lleva la dirección 94 de Prince Street, con una “tienda debajo”.

El censo federal de 1850 describe a Herman Gerken: 34 años, nacido en Alemania; Tendero. Anna Gerken, su esposa: 29 años, nacida en Alemania. Niños: Gath de 5 años, Henry de 4 años, Mary de 2 años. 

Los niños nacieron en la ciudad de Nueva York. 94 Prince Street se describe en los directorios como una tienda de comestibles desde 1847 hasta 1863.

Durante gran parte del siglo XIX, las bebidas alcohólicas fueron artículos básicos a la venta en las tiendas de comestibles, y todavía lo son. Las tiendas de comestibles evolucionaron en gran medida en el Bajo Manhattan hasta convertirse en licorerías o bares.

En 1878 llegó Nicholas Gerdes y dirigió el salón hasta 1902. De hecho, inscribió su nombre en el marco superior de la entrada principal y las licencias del establecimiento a su nombre, pueden verse hoy adornando la pared del comedor. A Gerdes le siguió Charles Hirschbein, quien permaneció hasta 1905. Desde esta fecha hasta 1922, Harry Green y su familia dirigieron el Price Cafe y finalmente en 1922 llegó Michael Fanelli y bautizó el café con su nombre actual. 

La familia Fanelli vendió el negocio al propietario actual, Hans Noe, en 1982.

Otro dato curioso es que Fanelli’s operó como un bar clandestino durante la prohibición que comenzó en 1920 y terminó en 1933, llamada “Ley seca”

Más allá de todo este bagaje histórico y de una barra a la que vale la pena fotografiar, el restaurante tiene algunos platos increíbles.

Les recomiendo, tanto para el almuerzo como para la cena, arrancar por las clásicas albóndigas con salsa, más conocidas como meatballs y que se sirven con la no menos famosa salsa marinara, que es una salsa roja italiana cuyos ingredientes son tomate, ajo, hierbas y cebolla.

En el principal, en mi caso comí una hamburguesa con papas fritas alucinante, todo acompañado de buena cerveza.

Especialidad de la casa: Hamburguesas

Aquel día no tuve lugar para el postre, pero es muy recomendable el Il Laboratorio Gelato, un helado de chocolate, con chispas de chocolate y azúcar negra: ¡Un viaje de ida!.

Fanelli ‘s Cafe puede legítimamente afirmar que es el segundo establecimiento de comidas y bebidas más antiguo en el mismo sitio, en la ciudad de Nueva York desde 1847 y visitarlo es algo de lo que no se arrepentirán.

Data importante

Fanelli’s Cafe

Dirección: 94 Prince St, New York, NY 10012, Estados Unidos

Horarios: Todos los días de 10:00 a 02:00 hs (Horario covid de 10:00 a 23:00)

Especialidades: Hamburguesas, desayunos, pizzas y sopas

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Me llamo Walter Petina, soy argentino, porteño y tengo 48 años. Tengo una hija de 12 años que sin dudas es el máximo logro de mi vida. Se llama Miranda (como el personaje de la “Tempestad”, de William Shakespeare) y, más allá de que sea mi hija, es un ser humano increíble. De chico y gracias a mi viejo, conocí el valor del trabajo y cómo llevar adelante un negocio. Desde hace casi veinte años, soy empresario en el sector del software y el hardware, y dediqué prácticamente toda mi vida laboral a la comercialización de productos. Trato, todo el tiempo, de mantenerme incentivado con nuevos proyectos, porque pensar y hacer nuevas cosas me trae la energía que necesito para levantarme todos los días muy temprano y con muchas pilas. Este blog es un nuevo desafío que encaro con la misma voluntad y dedicación que todo los otros. ¡Gracias!

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