Tiempos de entrega
El televisor colgaba torcido sobre la barra, como si también estuviera cansado. La imagen tenía una niebla permanente de estática, pero el zócalo se…
Historias (Ficción)
El televisor colgaba torcido sobre la barra, como si también estuviera cansado. La imagen tenía una niebla permanente de estática, pero el zócalo se…
¿Cómo se le dice a una persona que ya falleció? Se puede referir a una persona fallecida como difunto, fallecido, finado u occiso. También…
A esa hora el consultorio parecía un acuario: tubos fluorescentes vibrando sobre un agua opaca, el murmullo de la calle filtrado por la persiana…
A veces, cuando camino de noche por San Telmo—ese laberinto de persianas bajas, veredas levantadas y murales que envejecen como si también tuvieran turno…
No sé cómo llegué ahí. O tal vez sí, pero no lo recuerdo con claridad. Lo cierto es que estaba en una oficina antigua,…
En la esquina de Tapalqué y Bragado, a metros del viejo Mercado de Hacienda, se alzaba el supermercado “Sol Naciente”. Su dueño, Li Chuan,…
Hay una guerra en esta casa. No se libra con cañones ni estruendo: su pólvora es el silencio, sus proyectiles pequeñas alteraciones del espacio.…
Despierto. O mejor dicho, abro los ojos, porque despierto ya estaba hacía rato. No hay un corte abrupto entre el sueño y la vigilia, solo un deslizamiento lento, imperceptible, como cuando el agua sube de nivel en un río y nadie lo nota hasta que ya es otra corriente.
Desde que otras ciencias, además de la medicina y la genética, habían tomado el control de la maternidad planificada, los padres podían solicitar, además del color de ojos, cabello y estructura ósea básica, características como personalidad, tipo de inteligencia, control emocional y hasta inclinaciones artísticas. Las listas de requisitos para futuros hijos crecían cada vez más, reflejando no solo los deseos de los padres, sino también las expectativas sociales de lo que significa un ser “ideal”.